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miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA GULA

Hoy nos toca hablar de otro pecado capital, la gula, como todos, capital por su importancia, pero eso es lo primero que vamos a desmontar.

Dice el diccionario que gula es el apetito desordenado en el comer y beber. Es decir, si uno ordena con rigor los platos y manjares que ha de disfrutar, al parecer no incurre en pecado. Ahora bien, si confunde sirios con troyanos y comienza comiendo postres, después se bebe un buen vino, para pasar al aperitivo,,, y así sigue comiendo como se le antoja, entonces sí, es gula. Creo que la importancia ya ha quedado demostrada solo con esta breve exposición, sea ordenado y no tema que ya no peca.

Otro concepto de gula es un sucedáneo de angula, pero como todos los sucedáneos se trata de dar gato por liebre y precisamente el que sustituye estos alimentos no puede caer en pecado de gula. Curioso, ¿verdad?, se podría hacer una frase publicitaria con ello, “si no quiere pecar de gula, como gulas”.

Para combatir la gula el clero se inventó la bula, lo cual otra vez se presta al juego de palabras, porque bula podría ser muy bien el femenino de bulo (rumor, mentira), pero no, aquí se trata de un permiso que se concedía, pagando un precio, para que se pudiese comer carne en cuaresma y saltarse el ayuno tan pregonado por la iglesia, aunque bien mirado ¿este montaje no es una gran mentira?. Lógicamente, las clases más favorecidas, una vez más, se podían permitir la gula a costa de los oprimidos. Otra curiosidad, uno de los restaurantes más famosos de la nueva cocina, que cuenta con un acreditadísimo chef se llama Bulli, ¿alguna derivación de la tradicional bula?.

La virtud cardinal que se contradice con este pecado, no podía ser otra que la templanza, pues, lógicamente, si queremos saborear las viandas de forma pulcra y ordenada, que nos las sirvan ni muy frías ni muy calientes, es decir, templadas.

Bien, pues resumiendo lo expuesto, para no alargar más el tema, si usted quiere comer angulas (recomiendo las de Aguinaga), hágalo como primer plato, templaditas, acompañadas de un buen vino tinto, sustitúyalo por gulas si se le antoja y éstas son de su agrado (hay gustos para todo), y si lo cree menester, para tranquilizar su conciencia, páguese una bula por ello; de cualquiera de las tres formas usted evitará el pecado capital y el riesgo de infierno que conlleva el mismo, pero no se confíe por ello, le espero en el próximo pecado.

6 comentarios:

el piano huérfano dijo...

muy bien explicado la que esta detras y el mensaje.
Gracias por visitar mi pequeño hogar que siempre se emociona con tus comentarios, es el hecho que una persona que escribe tan bien como tu me visita me emociona
Gracias

Pedro Estudillo dijo...

Jose María, vas a terminar mandándonos a todos al infierno. ¿No ves que si nadie se entera no pasa nada?
La gula es mi pecado favorito y no pienso renunciar nunca a él. Aunque los demás tampoco se quedan muy atrás.
Ya veremos.
Un saludo.

Silvi (reikijai) dijo...

Hola José María… dicen que son pecados capitales porque conducen a otros pecados ….
A mi me pierden los chocolates … pero para cuidar mi silueta hago una dieta estricta … cada tanto … peco … jajajajja … Gracias por pasar por mi blog… “reikijai” … ese día fue muy especial … fue recordar … volver a mi adolescencia … el tiempo atrás … bailar … bailar aunque me dolieran los pies … Gracias por tus genialidades … Te dejo un Beso …

Raquelilla dijo...

Y digo yo, ¿qué puede ser mas irreal que la propia religión?, ¿acaso debemos seguir tropezando con sus zapatos de payaso? ¿quién sino el clero fue de las primeras clases sociales que experimentó y creó esa tendencia angular, o acaso no salen siempre los monjes más gordetes que nadie? Dime de lo que presumes y te diré de qué pie cojeas...
Encantadora reflexión, como todas las tuyas.

Mar dijo...

Bueno!!! que hambre me acaba de entrar jajajajaja.

Besitossssssss

Piero F dijo...

Mi pecado favorito es desear la mujer del prójimo.
Jeje