Les gusta mi poesía

viernes, 31 de enero de 2014

CONVERSACIONES ENCRIPTADAS


Me han encomendado hacer un texto sobre conversaciones oídas al azar. Creo que podría salir a la calle, mezclarme con la gente y escuchar, pero me parece que tengo algo más importante que contar. Quizás la conversación que voy a narrar no sea todo lo inteligible que me gustaría que fuese, pero, precisamente por eso, estoy seguro que guarda secretos y enigmas que pudieran resultar vitales para la sociedad.




Mi casa linda a la derecha con una gran finca que, aprovecha la fuerte pendiente de la calle, para tener un enorme garaje. Al lado de mi puerta se alzan otras dos enormes, que dan acceso al garaje antes citado. Yo solo veo el fondo, porque hace una “L” y el ramal más largo solo puede verse si uno se introduce en el garaje, pero dado que de fondo ya permite aparcar a dos coches en línea y calculando la longitud de la finca, pienso que podrían caber otros 10 coches en la parte oculta, es decir se trata de un gran garaje.

Hace años, el vecino propietario guardaba en él un barco, que dos veces por semana lo sacaba enganchado a una furgoneta Renault y se iba de pesca todo el día. También guardaba una furgoneta DKV, con la que su esposa se iba a los mercadillos cargada de cajas y ropa diversa. Esa era su vida.

Ahora se han jubilado, él vendió el barco y se quedó con la Renault. Ella vendió la DKV y se quedó con un antiguo Renault 8, muy viejo, pero que lo utiliza con soltura y además nunca lo introduce en el garaje, siempre lo deja aparcado fuera, lo que, unido a la amplia raya amarilla de su vado, contribuye a reducir el número de plazas de parking de la calle, lo que fastidia a los que aparcamos siempre a la intemperie.

Pero me estoy desviando, desde hace un par de años, todos los jueves y domingos por la tarde, en horario aproximado de 16.00 a 21.00, se reúnen en el garaje un grupo numeroso de personas. No siempre son las mismas, ni tampoco el número de ellas coincide (unos días son pocas y otros muchas), pero se hacen oír en el inicio y el final de sus reuniones. La propietaria del garaje dirige esas reuniones y recibe a sus invitados generalmente, aunque a veces tiene algún asistente que la sustituye. La mayoría son mujeres, pero también algún hombre se deja ver por allí. La edad es muy variable, desde jóvenes de veinti-pocos a personas muy mayores.

¿Qué tipo de reunión es?. A mí se me antoja alguna secta, pues no me parece público para reuniones políticas ni sociales, pero ¿qué hacen durante casi 5 horas allí reunidos?. Pues eso es lo que voy a contar transcribiendo literalmente una de las conversaciones escuchadas, que difieren poco de una reunión a otra, Está claro que el lenguaje que utilizan es cifrado, pero espero que algún lector u oyente de este texto pueda arrojar luz sobre su significado y deseo que el mismo no se trate de algo comprometedor, peligroso o de alguna manera maligno para la sociedad.



La propietaria, con voz alta y clara dice, por ejemplo, así:



“sesenta y ocho, seis ocho,…pausa de unos tres segundos, setenta y cinco, siete cinco,… otra pausa, veintidós, los dos patitos,…otra pausa, quince, la niña bonita… pausa”

Y así sigue hasta que una segunda voz la corta diciendo también alto y claro “LINEA”… para mí que esto significa poner fin a un párrafo, pues hasta entonces los asistentes se han debido dedicar a ir traduciendo el lenguaje cifrado y uniendo palabras. Tras esta interrupción, suele levantarse un leve murmullo de conversaciones, que no puedo distinguir, pero que parecen propiciadas por el lógico descanso de la interrupción. Este murmullo dura poco, porque rápidamente la propietaria pone orden diciendo algo que no he acabado de entender, pero que suena algo como “CONTINUAMOS PARA RINGO (para PINGO o algo parecido), y vuelve a declamar, treinta y uno, veinticuatro…de forma que aburrido ya, les dejo con sus códigos y claves.