¿Habéis reparado alguna vez en el olor de las personas a lo largo de su vida?. Me parece justo hacer un comentario sobre lo que yo he llamado “el olor de la edad”, espero disfrutéis de él.
- El bebé, en sus primeros meses, huele a leche materna, polvo de talco, Nenuco, a mierda a veces, pero a mierda infantil…
- El niño en sus primeros años, huele a chicle, caramelo, champú antipiojos, Cola Cao, nocilla, barro…
- El adolescente en sus primeras citas, huele a loción, fragancias, nervios, sexo, pizzas, …
- El joven veinteañero huele a deporte, sudor, riesgo, ansia, disconformidad, energía, universidad, papel …
- El adulto maduro ya, huele a responsabilidad, trabajo, cerveza, amigos, conversación, tabaco, familia, libros, velocidad,…
- La madre de familia, huele a trabajo doméstico, hogar, limpieza, cocina, café, cansancio, televisión, aburrimiento, soledad,…
- El abuelo/a en sus primeros años de jubilación, huele a nietos, a sonrisa, experiencia, ayuda, descanso, paz, buen vino, …
- El anciano, en sus últimos años, huele a resignación, dolor, frustración, recuerdos, enfermedad, orín, medicinas, conocimientos, ausencias, incluso a muerte.
Seguro que se os ocurrirán muchos más olores en cada etapa de la vida, yo me he limitado a enumerar los que se me han ocurrido. Pero si hay que denominar “el olor de la edad” ¿lo haremos con el conjunto de olores o a alguno de ellos en particular?, yo me inclino por el olor del anciano, porque es el único que contiene en si mismo todos los olores anteriores y, si los ha sabido retener, es capaz de recordarlos cuando le apetezca.
José María
10 comentarios:
Jose Mari, ¿es éste el ejercicio de ayer? Si es así, envidio tu inspiración por la rapidez en que lo hiciste.
No sólo te limitas a describir un olor, sino todos los de la vida, que da para oler mucho.
En este texto hay algo mucho más que simples olores, ¿verdad?
Un saludo.
Si Pedro describió… sucintamente y con gracias los olores de la vida… tengo que decir que los admiro… la facilidad que tienen… al escribir… Les dejo un Beso … Silvi.
Hola, vengo desde el blog de Pedro.
Te puedo contar que adoro el olor de los bebés y el de los ancianos... Ambos juntos, son la esencia de la vida. Los extremos que se tocan... Yo a mis cuarenta y pocos (jeje, soy mujer...) huelo a miedos, incertidumbre, esperanza y deseos. Trenes escapados y andenes solitarios...
Por otra parte... mi abuela siempre olía a Jazmín. Ese olor quedó impregnado en mi memoria para siempre.
Un saludo, volveré, con olor a amistad.
Natacha.
Jose envidio tu inspiracion, puedo sentir y oler a través de tu relato, sabes llevarnos con tus palabras al mismo lugar y tiempo, esa es la diferencia entre buen escritor y mal,tu escribes muy bien
te abrazo, si me dejas
Amigo, esto es algo que nunca había pasado por mi cabeza como tema de pensar y quedé prendido a tus definiciones tan acertadas y ciertas. Incluso podría agregar de mi parte que, hay mujeres que no pierden ese olor de las madres, o al menos queda en nuestra imaginación de aquello que nos ha pegado fuerte. Un abrazo.
me imagino que huele a sabiduría
un abrazo
Cuando peino a mi niña o incluso estando recostada de espaldas a mí, siempre guardo un momento de quietud para degustar sus cabellos. Y yo añadiría a tus adolescentes un par de aromas que predominan sobre todos los demás: el sobaqueo y los pieceeeees, no veas cómo le cantaban a los de mi trabajo allí en sevilla, y los de mi hermano ni te cuen, caía fulminada.
Por desgracia el miedo tambien se huele, y para eso no hay edad...
Muy buenas definiciones.
Besitosssssssss
Yo tengo la desgracia de vivir con mi madre, que tiene 81, y HUELE FATAL. La casa es pequeña y ella de sabiduría, nada, es una mujer malísima y no hay manera de que se bañe todos los días porque se ofende si se lo recuerdas.
A mi toda esa idealización del olor me parece romanticona e irreal.
Saludos.
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