Les gusta mi poesía

martes, 12 de junio de 2012

Camino de Santiago

No puede hacerse el Camino y al volver no escribir algo sobre él. Es tanto lo que inspira, que al menos un poema siempre se puede sacar:



Y caminar, caminar
Sin tener ningún motivo
Solo por peregrinar
Por encontrarse a sí mismo
Por poder reflexionar
De lo humano y lo divino


Las pupilas se desbordan
Al contemplar tanto verde
Y las retinas retienen
Lo que la mirada pierde
Y las piernas no protestan
Ni el cuerpo muestra pereza
Porque sabe que el camino
Le ofrecerá su belleza


Y así transcurren jornadas,
Entregado al camino
Saludando peregrinos,
Celebrando las llegadas
Preparando las mochilas
Para estar listos mañana.


Y al fin se llega a Santiago
El objetivo del viaje
El Camino se ha cumplido
Sin pagar ningún peaje
Ahora, la catedral
Te ofrecerá su cobijo
Y el Santo desde el altar
Te bendice como un hijo


¿Volveremos otro año?
Es la pregunta que brota
Y mucho no ha de pasar
Para preparar las botas
Divulguemos el Camino
Entre nuestros conocidos
Pues el que lo pueda hacer
Se sentirá enriquecido



sábado, 2 de junio de 2012

A mis nietos

Y regresa uno de hacerse el Camino de Santigo (263 Kms.), feliz, satisfecho y lleno de esa paz que transmite la montaña al caminante. Y entonces, me doy cuenta de que aún no he publicado nada a mi nieta NAIA nacida el pasado 10 de abril, así que me decido a compensar de inmediato esta falta, espero que mis seguidores sepan disculpar este sentimentalismo de un abuelo:



Y entonces, naciste tú,
Una niña muy despierta,
Frágil, pequeña, morena,
Con un mirar muy profundo
Que parece pretender
Abarcar de una mirada
La belleza de este mundo,
Muy seria, muy circunspecta,
Como queriendo decirme:
“Abuelo, ¡yo soy tu nieta!”


Y entonces, se me aflojaron
Las glándulas lacrimales
Y me prometí a mi mismo
Que he de quererte a raudales
Pues aunque tú no lo sepas
NAIA, te juro por Dios,
Que para mí, tú eres dos,
La nieta que no conozco
Quien añoro con dolor
Y esta otra tan divina
Que reluce de esplendor.


Y entonces, ya ¿qué me queda?
Me pregunto a mí mismo,
Pues supongo que el deleite
De ver crecer a mis nietos,
De contarles mis batallas,
De hablarles de tantas cosas
Que se encuentran encerradas
En los recuerdos nerviosos
De este abuelo aventurero
Que sin darse un respiro
Se le escapan los suspiros
Para deciros… !os quiero!