Erika llevaba tiempo planteándose
cambiar radicalmente su vida.
Había nacido en el mes de Julio
y, sin poder ella elegir, pertenecía al signo de Cáncer, del cual se dice que
sus portadores están influenciados, positiva o negativamente, por la magia de
la luna llena.
Ella no quería creer en esas
elucubraciones, pero debía admitir que su vida actual dependía exclusivamente
de la luna. Sus horarios, sus vacaciones, todos sus planes se veían
determinados por la luna, y eso era lo que ella quería cambiar.
Desde que faltaron sus padres y
le dejaron su pequeño piso en herencia, había vivido una vida austera,
privándose de muchos de los placeres de la juventud y dedicada, casi
exclusivamente a su trabajo como camarera en un disco-pub de moda, al que había
dedicado ya cinco años y era la más antigua de la plantilla. Su buen hacer y su
profesionalidad habían conseguido que el
gerente del local la mantuviera al frente del personal de barra, y las propinas
de los clientes contribuían a engrosas sus ahorros, con los cuales estaba en
condiciones de plantearse dar la vuelta al mundo varias veces seguidas, esa era
su motivación.
Pero hasta entonces, Erika
continuaba su ritmo de trabajo acostumbrado, marcado siempre por los designios
de la luna. Llegaba puntualmente, una hora antes de que se procediera a abrir al
público y encender el luminoso de la fachada que daba título y crédito al local
en la noche capitalina. Se enfundaba el escueto y mínimo uniforme que la
dirección tenía diseñado para las camareras y que a menudo le costaba tener que
poner freno a las intenciones de algún cliente pasado de copas, procedía a
ordenas mesas y bebidas y a la hora convenida se encontraba en su puesto con la
mejor sonrisa, dispuesta a atender a los clientes tempraneros.
Era el momento en que los
porteros y vigilantes abrían las puertas con solemnidad como cumpliendo un
estudiado ritual y se encendía el magno luminoso que podía verse desde
diferentes puntos de la ciudad. En él bajo el epígrafe “disco-pub” resaltaba estelarmente el nombre mágico: LA LUNA
1 comentario:
Está claro, hasta su trabajo estaba influenciado por la luna, se llamaba así, todo rondaba alrededor de ella, como bien dices en tu entrada, que me ha tenido en vilo desde que he comenzado a leerla, el final me ha dejado kao, como si me hubiesen dado un puñetazo.
Muy conseguida tu historia.
Un abrazo, te deseo una feliz semana.
Publicar un comentario