Les gusta mi poesía

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Soledades

Este es el relato con el que recientemente he participado en el IV Concurso de Microrrelatos del Colectivo de Letras Libres.



Siempre se había considerado una mujer feliz, tanto en su infancia como en su matrimonio. Su única desdicha era que, debido a un problema hormonal, no conseguía retener los embarazos más allá de cuatro o cinco semanas.
De nada valía la progesterona, el reposo absoluto y otros tratamientos que, múltiples doctores, probaron con ella. Parecía que su vientre se empeñaba en rechazar el embarazo al llegar a esos fatídicos plazos.
Tras el cuarto intento fallido, los médicos, como habían hecho otras veces, le recomendaron asistencia psicológica, pero ella hacía gala de una férrea voluntad e insistía en continuar su vida normal cuanto antes.
Después del cuarto aborto, su marido empezó a observar conductas extrañas en ella, hablaba sola, sonreía a menudo mientras miraba al vacío…

Una noche se sorprendió cuando notó que ella se había levantado de la cama. Se levantó él también y vio que había una tenue luz en el cuarto que habían preparado para los niños y que trataban  de evitar. Abrió la puerta con sigilo y sorprendió a su mujer cantando bajito una nana ante una estantería. En ella, en cuatro frascos rellenos de formol, estaban los restos de los fetos que nunca llegaron a vivir.



!!FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS PARA TODOS MIS SEGUIDORES Y AMIGOS!!

martes, 4 de noviembre de 2014

Historias cruzadas

Ella pertenecía al cuerpo de bomberos municipal y, cuando no había salida, tocaba entrenarse duramente para estar siempre preparados ante una posible alarma.

Esa tarde habían tenido que hacer frente a un pequeño fuego doméstico, aparentemente inofensivo, pero que había implicado el rescate de dos menores que se habían quedado solos en el interior de la vivienda. Ella había sido una de los rescatadores.

El era ingeniero de obras. Se pasaba el día entre numerosos cálculos e infinitos procesos para los proyectos en curso. Ahora mismo, la construcción de una nueva presa en el cauce del Guadalquivir ocupaba la mayor parte de su tiempo, si bien también debía atender otros proyectos menores que, nunca se explicaba cómo, siempre recaían en su mesa.

Volvía a casa, cansado pero deseoso de encontrar a su pareja, conocedor de que  ahora le tocaba calcular la resistencia, porosidad, ductilidad, permeabilidad, humedad y otros cuantos factores de un material muy distinto, un material que llevaba nombre de mujer,  pero esos cálculos siempre los hacía con gusto.


Ella llegaría casa, tomaría una ducha que limpiase los restos de hollín de su cuerpo y buscaría su compañía. El problema es que ese fuego que tenía en casa, ni quería apagarlo ni sabía cómo.

lunes, 6 de octubre de 2014

Clínica de salud

El día que abrieron, cerca de mi casa, una pequeña clínica, supe que por fin mis males tendrían remedio.
Se trataba de la típica clínica de barrio, que ofrece sus servicios, de medicina general, pediatría, enfermería y, de paso, se ocupan de tramitar la renovación de carnets de conducir, permiso de armas, ect.

Bombardearon el barrio con sus octavillas publicitarias y tuve la fortuna de que una de ellas vino a parar a mi buzón, aunque luego me encontré otro par en las escobillas de mi coche. Ofrecían sus servicios, añadiendo a lo antes citado, algún detalle más de lo que genéricamente abarca la enfermería, como puede ser, toma de muestras para analíticas, sondas, extracción de cuerpos extraños y otras  de ese calibre y, lo más importante, ofrecían sus servicios en su consultorio o a domicilio si el paciente lo requería.

Yo sufría por entonces un picor general, que se convertía en comezón en determinados momentos, casi como si fuese una quemadura, escozor, irritación, hinchazón, me subía la temperatura corporal y no me dejaba descansar, así que, sin dudarlo, llamé por teléfono y les pedí se pasaran a hacerme una visita.


Llegaron increíblemente rápido, se notaba que aún tenían pocos clientes, les hice pasar al salón y una vez allí fui derecho al problema, ¿ustedes extraen cuerpos extraños, verdad?, pues, por favor, sean eficaces y de forma no muy dolorosa, ¡llévense a mi mujer!

domingo, 7 de septiembre de 2014

La bicicleta

A Tomás siempre le había apasionado la bicicleta, era una afición heredada de su padre, quien participaba en algunas pruebas locales, e incluso llegó a inscribirse en un club de ciclismo profesional, siendo gregario de las figuras de aquel entonces, como un tal OCAÑA, que al parecer llegó a ganar el Tour de Francia, pero Tomás esos tiempos no los había conocido.

Para él era una modesta afición que practicaba con entusiasmo los domingos, y le permitía liberarse de la rutina del trabajo diario y de los agobios de la gran ciudad. Pedaleaba durante 60 ú 80 Kms., cada día en diferentes direcciones, para que el paisaje fuera cambiante y así poder disfrutar de la naturaleza.

Un domingo de marzo, cuando la primavera empezaba a estallar,  paro su pedaleo para asistir a otro ciclista que al parecer había pinchado y estaba varado en el arcén esperando ayuda. La solidaridad y mutua ayuda entre los deportistas era algo que Tomás llevaba siempre a rajatabla, pues ya en alguna ocasión también a él le habían echado una mano por cámaras pinchadas o cadenas rotas.

Cuando se acercó al compañero, observó que bajo el casco obligatorio, se escondía una preciosa cabellera rubia, y detrás del maillot ajustado, unos magníficos pechos de mujer reclamaban su libertad, se trataba de EVA, quien se presentó a si misma como una mujer deportista, moderna, educada y agradecida.

Entre ambos surgió rápidamente una amistad que el tiempo se ocupó de convertir, sin casi advertirlo ellos, en un amor forjado a ritmo de pedales y consumado sobre las frescas hierbas de valles serranos que disfrutaban juntos. Su relación fue creciendo y pronto se fueron a vivir juntos y planearon un futuro en común.

Dos años después a EVA le diagnosticaron un tumor maligno y seis meses más tarde fallecía, entre el dolor de TOMAS y de su familia, que vieron impotentes cómo no se podía hacer nada por evitarlo.

TOMAS retomó la práctica del deporte ciclista que había dejado abandonada para dedicarse a EVA durante esos duros meses. Ahora lo hacía para liberar su mente de recuerdos que un día fueron felices y ahora le resultaban muy amargos.


Sin querer un domingo se dirigió hacia el acantilado costero, del que tantas veces había disfrutado, y al llegar a su borde lanzó la bici al vacío como muestra de inconformismo con lo que el destino le había reservado, lo que no hizo, porque pensó que así el acto quedaba más garantizado, fue apearse previamente de la bicicleta.

jueves, 21 de agosto de 2014

Nombres equivocados

Siempre he mantenido la teoría de que antes de bautizar a un nuevo ser, debe cuidarse mucho la elección de un nombre, ya que éste le acompañará toda su vida y puede, en ocasiones, determinar su destino. Pues bien, esto no es solo aplicable a los seres humanos, yo creo que también debe aplicarse a las mascotas y en especial a los perros. He aquí un ejemplo de lo que le sucedió a un conocido mío.

Adquirió en una tienda  de animales un cachorro de pitbull, (raza que se caracteriza por su agresividad), se preocupó de tenerle actualizado en todas las vacunas y requisitos que la ley impone, en concreto para este tipo de perros. Lo adiestró de forma que solo obedeciera su voz y lo bautizó con el nombre de KER, debido a que él era el titular de unas tiendas de electrodomésticos que llevaban ese nombre, aunque se escribía Quer, pero como la fonética era idéntica, pensó que para el perro resultaba más apropiado escribirlo con K.

Pues bien, KER  fue creciendo normalmente y obedeciendo fielmente a su amo. Todos los amigos y vecinos que se mostraron preocupados al principio por el tipo de perro que había elegido, tuvieron que acabar reconociendo que el animal era inofensivo y solo respondía a la voz de su amo, estaba suelto en el jardín del chalet adosado, pero podías entrar en su territorio que él se limitaba a emitir un par de ladridos avisando a su amo de la visita y se dejaba acariciar sin poner ningún problema.

Un día estaba su propietario con una amigo sentado en el jardín, bajo la atenta mirada del perro que no les perdía de vista, disfrutando de una cerveza y de una tertulia sobre cine clásico, en la que tenían opiniones diferentes, el amigo le pregunto “Entonces tu ¿a qué actriz prefieres a LANA TURNER o a DEBORA QUER?”, a lo que él sin dudarlo un instante y elevando la voz contestó, “Por supuesto, DEBORA QUER”.


Esa palabra fue el detonante para que el perro se lanzara al cuello del amigo provocándole heridas de pronóstico reservado, que no fueron a mayores por la intervención del propietario, quien entonces se dio cuenta del error cometido en la adjudicación del nombre al animal.

domingo, 3 de agosto de 2014

Para cuando no esté


Para cuando no esté,
Ahora que queda poco
Quiero dejar constancia
De todas esas cosas
Que sin darle importancia
Pasaron por mi vida

La sonrisa de un niño
El color de amapolas
Mi mujer aún dormida
En la mañana fría
El pasaje de un libro
O mejor un libro entero
Una música suave
Un aroma a nenúfar
Un cuento, una canción,
El olor de algún guiso
Una copa de vino
Escanciada en mí mesa
Una frase impactante
Escrita de epitafio
Quizás algún amigo
Que preguntó por mí


Unos hijos perdidos
Irremediablemente
Un chucho compañero
De mis noches vacías
Un tango, una ópera,
Quizás una película
Un sendero, un camino
Hacer de peregrino
Pasear por la playa
Perderse en la montaña
Entre pinos y olivos
Y el rumor de algún río
Y siempre una sonrisa
Que esperaba  en mi casa
Mi amante, mi mujer
Esa que cité antes
Cuando estaba dormida
Pero que muy despierta
Alegró mi destino

Para cuando no esté
Quiero que lean esto
Que sepan lo que quise
Lo que me fue importante
Que en medio de una vida
Dura e intransigente
Yo fui afortunado
Me sentí acompañado
Todo lo he disfrutado
De todos aprendí  

martes, 22 de julio de 2014

ALUCINACIONES

Mañanitas: "y hoy por ser día de tu santo, te lo cantamos a tí..."


Como describe Cortázar
En su anhelada Rayuela
Hay un kibbbutz del deseo
Esperando en cada esquina
A los mercaderes de ocio
Que nos ofrecen basura
Que intoxican nuestras mentes
Con falsas apreciaciones
Y de tanto insisto e insisto
Uno se acepta a si mismo
Nos bebemos nuestro láudano
 Pequeños y amargos sorbos
Plantamos nuestra mandrágora
En la primera maceta
Y esperamos nos produzca
La visión de los ascetas
Releemos, traducimos,
Borrachos de triste euforia
Y cuando nos despertamos
Nos caemos de la gloria

sábado, 12 de julio de 2014

El viajero indeciso



Empezó el viaje sin saber dónde  dirigir sus pasos, a los pocos días detectó que había estado dando vueltas infructuosamente sin alejarse apenas del punto de partida. Por ello, reflexionó y decidió buscar un acompañante con el que pudiera decidir cuál sería la mejor dirección a tomar.

Pensó durante varias jornadas quién sería  el  ideal para un largo viaje, pero, ¿a quién se lo pedía? Por un lado no quería ofender a unos por decírselo a otros. Tampoco quería arriesgarse a una negativa rotunda que le dejara en mal lugar, ni ofrecérselo a alguien que no estuviera mínimamente preparado  tanto física como mentalmente para una larga temporada.

Decidió finalmente paralizar esa acción y retomar la del viaje individual, pero ¿adónde ir? Tras unos días de meditación y descartar varios destinos, se le ocurrió que podía dejar que fuese el azar el que lo fijase, para lo cual buscó por las librerías de toda la ciudad un buen atlas que incorporase  un mapa mundial desplegable, con la idea de lanzar un dado, de forma que allí donde fuera a parar sería el país elegido. Pero, no podía elegir a la ventura total, pues, aparte de la probabilidad mayor de que el punto de la elección recayese en un océano, algunos países estaban en conflicto bélico, otros padecían peligrosas pandemias e incluso había algunos en los que la probabilidad de movimientos sísmicos u otros accidentes de la naturaleza no hacían recomendable visitarlos.

Desechó pues esta opción y se centró en saber exactamente de qué medios materiales disfrutaba para afrontar el viaje, ya que pensó, que esta podía ser otra limitación para algunos destinos. Pero tampoco podía calcular su poder económico de una manera fácil, pues dependía a su vez de las decisiones que tomara respecto a si vender o no su cartera de valores, vender sus posesiones (casa, coche…), perdió pues unas semanas esperando el momento idóneo para no perjudicarse por unas ventas precipitadas.
Otra limitación podía ser el tiempo de que disponía. Alertado por este nuevo input, consultó un calendario y entonces comprobó con pavor que se la habían pasado sus vacaciones laborales mientras estaba decidiendo donde viajar, y debía incorporarse a su trabajo al día siguiente. ¿Qué hacía? ¿Pedía una excedencia? ¿Fingía una baja por enfermedad de larga duración? ¿Se despedía para no regresar?, pero ¿cómo tomar esta medida sin conocer siquiera adónde ir?


Y así transcurrió su vida, en un continuo ir o no ir, que le estresaba y le oprimía la mente, impidiéndole razonar con claridad, hasta que un día, alguien más poderoso que él, se lo llevó consigo para siempre, de forma repentina, resolviendo así todas sus dudas.

jueves, 12 de junio de 2014

Añoranzas

Me gustaría saber si me recuerdas,
si aún escuchas los discos de vinilo
que nos gustaba tanto disfrutar,
si conservas aún aquellos libros
sobre los que solíamos conversar.

Y ese vestido azul de medianoche
que solías ponerte al bailar,
¿está colgado aún en tu perchero
junto con los zapatos de cristal?

Me gustaría saber si echas de menos
auqellas madrugadas sin dormir
en las que te leía versos míos
que tu me inspirabas al reir

Me gustaría saber si aún te despiertas
sobresaltada en plena oscuridad
al no escuchar a tu lado como siempre
mi acompasado y lento respirar.

Me gustaría saber que es lo que comes.
donde acostumbras a ir a caminar,
si la nostalgia invade tus costumbres
o si no eres capaz de recordar.

Me gustaría, pero no lo pretendo,
saber que eres feliz.

martes, 3 de junio de 2014

Travesuras telefónicas

Cuando, hace aproximadamente doce años, mi mujer, recién trasladada al actual domicilio conyugal, contrató la línea telefónica fija con el gigante de las comunicaciones de este país, (por entonces yo trabajaba todavía en Madrid y era ella quien se ocupaba de los asuntos domésticos), aceptó sin cuestionar nada el número de línea que le facilitaron. Era conocedora de que las normas de la compañía eran que un número debía llevar vacante un mínimo de un año antes de asignárselo a otro usuario.

Al poco tiempo se empezaron a recibir llamadas (dos o tres por mes) que preguntaban por el habilitado. Esta figura que para mí era desconocida está definida en la wilkipedia como “persona encargada de cobrar o pagar  cantidades gestionadas por el Estado, es decir, lo más parecido a un gestor mercantil que se dice por otros lares. Pues bien, al principio no le dimos mayor importancia y la respuesta era un sencillo “se ha equivocado”. Con el tiempo y ante la repetición de las llamadas, algunos preguntaban por Paco “el habilitado” o en su ausencia por su hija (parece ser que era un negocio familiar), empezamos a indagar preguntando a los llamantes y así supimos que el número correspondía a un tal Paco González, que se había trasladado hace dos o tres años y se ve que no había informado a su numerosa clientela, quienes especialmente en época de la campaña de renta acudían desesperados en busca de su ayuda profesional. A mi daban ganas de decirles mi antigua profesión a ver si me salía algún ingreso, pero me contenía y además mi mujer me lo prohibió radicalmente.

Al fin uno de los equivocados nos pasó otro número que él tenía y que, como comprobamos al llamar, correspondía a su nuevo gabinete trasladado a la más populosa capital, donde elevaría el número de clientes. Mi mujer le llamó y le explicó el problema, pidiendo que informase a sus clientes a ver si nos dejaban en paz. No se notó mucho el efecto, pero con el paso de los años las llamadas han descendido y hoy solo son cuatro o cinco al año, casi todas en mayo y junio.

Pero paralelamente surgió otro  equívoco mucho más entretenido. Resulta que el número que se nos adjudicó coincide plenamente con un número corporativo de la Junta de Andalucía, lo que pasa es que la Junta no usa prefijos por provincia y esa es la única diferencia. Estas llamadas son más escasas, solo tres o cuatro al año, pero como dije antes, son muy divertidas, pues el número de la Junta corresponde al Servicio de Inseminación Artificial, y he aquí algún ejemplo:

-          “Buenos días, le llamo porque tenía mi mujer cita para el próximo martes y no va a poder acudir, ¿sería posible que se la lleve el martes siguiente? (esto era un mensaje dejado en el buzón de voz), continuaba así, por favor contéstenme al número xxxxxxxxxx”.
Como nunca contesté no sé si no me trajo a la mujer por ello o porque se dio cuenta del error, una pena.

Nos enteramos de que el número pertenecía a ese servicio de la Junta, porque algunas llamadas preguntaban directamente por él. Claro cuando la llamada resultaba una voz femenina y yo descolgaba, ante la pregunta “¿Servicio de Inseminación?” yo me quedaba con unas ganas tremendas de responderle  “ Sí, dígame en que puedo servirle”.

lunes, 17 de marzo de 2014

Libro publicado



Este es el primer libro que edito con mis obras, recopilando algunos de los muchos relatos, ensayos y poemas que a lo largo de 5 años he ido publicando en este blog.
Los amigos, familiares, conocidos y fans que estén interesados pueden pedirme un ejemplar, pues dispongo de varios, a precio de coste (5 euros).
El que lo desee, que me envíe un mail a la dirección genialsiempre@gmail.com y yo me pondré en contacto con él.Gracias por vuestro interés

martes, 4 de marzo de 2014

Al servicio del cliente



Había sido un día inmejorable, el grupo lo integraban 5 mujeres (una de ellas mi esposa) y yo.  Todo el que preguntaba por lo extraño de esta composición le decíamos que éramos un grupo de mormones  y que estaba disfrutando con mis esposas de un merecido descanso, y aprovechábamos para hacer senderismo.

Por la mañana la ruta fue larga y algo dura, por el desconocimiento del terreno, pero valió la pena, pues el lugar elegido resultó una maravilla. Al llegar al campamento base (casa rural para seis  personas con todo tipo de comodidades), tras la ducha pertinente de todo el personal, se procedió a un copioso almuerzo a base de las viandas y ambrosías que cada elemento del grupo había preparado para tal ocasión.

Luego unas horas de descanso, dedicadas a la lectura y al sopor, fruto del esfuerzo del día.
A eso de las ocho de la tarde recordé que jugaba ese día mi equipo favorito, y el partido lo transmitían en directo por el único canal que no cogía el televisor de la casa rural. Con tamaña excusa me acerqué en solitario a la cercana “Taberna de los Vientos”, local que ya habíamos conocido el día anterior y que estaba singularmente solitario, pese a que lo regía un matrimonio solícito y encantador.

Así que allí estaba yo disfrutando del partido, que mi equipo vencía con claridad, dado que era el único cliente de la taberna, cuando irrumpieron las cinco mujeres dispuestas a romper ese equilibrio mental en el que placenteramente me había sumergido.

Como el partido estaba ya en sus finales y carecía de emoción por la amplitud del marcador, y dado que ellas habían ya pedido al tabernero vino para todos y algunas tapas muy apetitosas, decidí unirme al grupo y disfrutar de las chanzas y ocurrencias de cada cual, además de debatir sobre la ruta del día siguiente, apoyados en los sabios consejos de la tabernera,  que además era guía local de rutas y senderos.

Mientras tanto había llegado a la taberna una joven pareja que mostró su contrariedad por no poder ocupar la mesa cercana a la chimenea, que era la que usábamos nosotros, pero se aposentó en otra paralela y próxima a nuestro grupo. Muy discretamente y sin quejarse de nuestro alboroto, hicieron su pedido y se dedicaron a cenar tranquilamente.

Cuando ya pensamos en recogernos y fuimos a llamar a la propietaria para  pedir la cuenta, coincidió en el mismo momento en que la pareja, quizá con idéntico fin, requería su presencia. Por ello una de nuestras compañeras, al ver que pretendía atendernos antes a nuestro grupo, le dijo textualmente e intentando aportar amabilidad a la situación, “No, acaba primero con ellos, por favor, y luego ya nos atenderás”.


Lo que no esperábamos nadie es que  la tabernera en un afán de complacer al cliente llevado al límite máximo, sacara de entre su ropaje, una pistola Baretta, calibre 32 y les descerrajara a la pareja sendos tiros en la frente, para luego con la mejor de sus sonrisas dirigirse de nuevo a nosotros, bolígrafo en mano presta a anotar nuestras demandas.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Impulso homicida



Tenía yo una mañana relajada y tranquila, por eso me extrañó más lo que sucedió después y que voy a narrar para conocimiento de mis lectores, por si acaso alguna vez pasan por un trauma parecido.

Me levanté inusualmente tarde, quizás porque la persistente lluvia nocturna me había convencido de la inutilidad de salir a realizar mi acostumbrado paseo matinal. Con tiempo por delante, atendí mis labores higiénicas, me preparé un copioso desayuno y, a falta de paseo, disfruté de la mañana escuchando música clásica que es otra de mis aficiones favoritas y leyendo correos electrónicos que se me habían acumulado durante mi reciente viaje en el que había desatendido por completo mis contactos cibernéticos.

A eso de la una del mediodía, al ver que clareaba la mañana, decidí acercarme al Bar Tomás, donde solía coincidir con algunos amigos y charlar un rato de nuestras respectivas aficiones (fútbol, cine, lectura…). Sabía que era temprano, pues ellos no aparecen antes de las dos ya que todavía tienen obligaciones laborales que les esclavizan, cosa de lo que yo me había liberado al jubilarme, pero mientras llegaban, gustaba de leer el Diario y ponerme al tanto de las noticias locales. Pedí a Tomás una cervecita y unas “papas aliñás” a las que su mujer les sabe dar un toque muy especial, y me apoyé en la barra abstrayéndome de las conversaciones de los otros parroquianos.

Al poco rato, llegó ella, morena, muy morena, largas piernas, ojos grandes y queriendo llamar la atención claramente. Para mi desdicha se fue a colocar a mi lado, lo cual hizo que mis sentidos se alertaran porque sabía que este tipo de personajes siempre acaban produciendo problemas. Se acabó la tranquilidad, pensé mientras decidía si cambiarme de sitio, pero la barra estaba al completo y  no soy amigo  de sentarme en los bares. Por otro lado, mi orgullo me decía que no podía ceder en retirada, cuando todavía no se había iniciado el ataque.

Sin embargo, en mi interior algo estaba cambiando, la adrenalina o la bilirrubina me estaban llevando a un estado preocupante, pues incluso sentía ganas homicidas. Esta situación, que ya la había sufrido en otras ocasiones, había llegado a comentárselo a mi médico, quien le había restado importancia y me recomendaba que me relajase y controlase la respiración como único remedio. Intenté, por ello, concentrarme y respirar profundo, pero yo notaba que mi mano derecha se tensaba y agarraba y estrujaba el periódico ya doblado con inusitada fuerza.

Mientras tanto, ella me había rodeado y pasado de derecha a izquierda, como queriendo cortar cualquier intento de huida, que seguramente había detectado en mi extraño comportamiento. Parecía interesarse en mi ración de “papas”, que aunque ya menguada todavía quedaban restos en el plato, pero esto solo era una distracción pasajera, pues al instante, sentí que me rozaba la mano izquierda y fue como una descarga eléctrica en mi sistema nervioso.


No pude esperar más, sin vacilación posible enarbolé con la derecha el periódico doblado y lo descargué sobre su cabeza, con la mayor fuerza que pude arrojar en el movimiento. Al instante comprendí que ya no había que temer nada, la mosca estaba aplastada en la barra del Bar Tomás, todo volvía a la calma previa a su llegada, todo excepto mi control personal que una vez más había quedado hecho trizas.

viernes, 31 de enero de 2014

CONVERSACIONES ENCRIPTADAS


Me han encomendado hacer un texto sobre conversaciones oídas al azar. Creo que podría salir a la calle, mezclarme con la gente y escuchar, pero me parece que tengo algo más importante que contar. Quizás la conversación que voy a narrar no sea todo lo inteligible que me gustaría que fuese, pero, precisamente por eso, estoy seguro que guarda secretos y enigmas que pudieran resultar vitales para la sociedad.




Mi casa linda a la derecha con una gran finca que, aprovecha la fuerte pendiente de la calle, para tener un enorme garaje. Al lado de mi puerta se alzan otras dos enormes, que dan acceso al garaje antes citado. Yo solo veo el fondo, porque hace una “L” y el ramal más largo solo puede verse si uno se introduce en el garaje, pero dado que de fondo ya permite aparcar a dos coches en línea y calculando la longitud de la finca, pienso que podrían caber otros 10 coches en la parte oculta, es decir se trata de un gran garaje.

Hace años, el vecino propietario guardaba en él un barco, que dos veces por semana lo sacaba enganchado a una furgoneta Renault y se iba de pesca todo el día. También guardaba una furgoneta DKV, con la que su esposa se iba a los mercadillos cargada de cajas y ropa diversa. Esa era su vida.

Ahora se han jubilado, él vendió el barco y se quedó con la Renault. Ella vendió la DKV y se quedó con un antiguo Renault 8, muy viejo, pero que lo utiliza con soltura y además nunca lo introduce en el garaje, siempre lo deja aparcado fuera, lo que, unido a la amplia raya amarilla de su vado, contribuye a reducir el número de plazas de parking de la calle, lo que fastidia a los que aparcamos siempre a la intemperie.

Pero me estoy desviando, desde hace un par de años, todos los jueves y domingos por la tarde, en horario aproximado de 16.00 a 21.00, se reúnen en el garaje un grupo numeroso de personas. No siempre son las mismas, ni tampoco el número de ellas coincide (unos días son pocas y otros muchas), pero se hacen oír en el inicio y el final de sus reuniones. La propietaria del garaje dirige esas reuniones y recibe a sus invitados generalmente, aunque a veces tiene algún asistente que la sustituye. La mayoría son mujeres, pero también algún hombre se deja ver por allí. La edad es muy variable, desde jóvenes de veinti-pocos a personas muy mayores.

¿Qué tipo de reunión es?. A mí se me antoja alguna secta, pues no me parece público para reuniones políticas ni sociales, pero ¿qué hacen durante casi 5 horas allí reunidos?. Pues eso es lo que voy a contar transcribiendo literalmente una de las conversaciones escuchadas, que difieren poco de una reunión a otra, Está claro que el lenguaje que utilizan es cifrado, pero espero que algún lector u oyente de este texto pueda arrojar luz sobre su significado y deseo que el mismo no se trate de algo comprometedor, peligroso o de alguna manera maligno para la sociedad.



La propietaria, con voz alta y clara dice, por ejemplo, así:



“sesenta y ocho, seis ocho,…pausa de unos tres segundos, setenta y cinco, siete cinco,… otra pausa, veintidós, los dos patitos,…otra pausa, quince, la niña bonita… pausa”

Y así sigue hasta que una segunda voz la corta diciendo también alto y claro “LINEA”… para mí que esto significa poner fin a un párrafo, pues hasta entonces los asistentes se han debido dedicar a ir traduciendo el lenguaje cifrado y uniendo palabras. Tras esta interrupción, suele levantarse un leve murmullo de conversaciones, que no puedo distinguir, pero que parecen propiciadas por el lógico descanso de la interrupción. Este murmullo dura poco, porque rápidamente la propietaria pone orden diciendo algo que no he acabado de entender, pero que suena algo como “CONTINUAMOS PARA RINGO (para PINGO o algo parecido), y vuelve a declamar, treinta y uno, veinticuatro…de forma que aburrido ya, les dejo con sus códigos y claves.