Mi querido amigo Copérnico,
hoy no voy a ver los astros contigo,
faltaré a clase de Pitágoras,
alegaré que estoy enfermo,
y dejaré Séneca a solas con sus circunloquios,
hoy no está mi ánimo para sus filosofías.
Me iré a ver como se peina el mar,
como se engalana y se encrespa
para recibir el sol del atardecer,
y luego pasearé por la playa de las palabras no pronunciadas,
hasta que encuentre solución al laberinto de la indignación.
Al anochecer,
iré a descansar con las musas,
pues se quejan de que las tengo abandonadas
y me reprochan mis lecturas y mis devaneos.
Mañana,
mañana te prometo que...
retornaré a mis costumbres habituales,
y juntos podremos contemplar las lunas de Saturno,
mientras los deseos se aplacan al final del telescopio.
Pero eso será mañana,
mañana,... otro día
2 comentarios:
Pero eso será mañana, mañana... otro día.
Esa frase se parece a la del final de una película, muy buena por cierto, espero que la recuerdes, supongo que la habrás visto, ya me lo dirás, tan buena como tu poesía.
Veo que te gusta hacerle poesías al mar, es una tema muy bonito que da para mucho, a mi me encanta, espero que el paseo te fuese bien.
Dices que mi poesía te recuerda a una película antigua, como a mi la última frase de la tuya, que coincidencia.
Gracías por las palabras que me ha sdejado en mi blog, eres un cielo de amigo.
Un abrazo de esta amiga bloguera que te quiere
Pues sabes lo que te digo, que muy bien que haces, que de todo necesita uno un descanso. Me alegra que sigas escribiendo, estoy un poco aletargada en el mundo de los blogs, y para mi que todos están dormidos como el mío, pero veo que tú sigues al pie del cañón, como siempre. Tu constancia no te tiene precio. Chapó por ti, amigo. Un beso.
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