Les gusta mi poesía

martes, 3 de junio de 2014

Travesuras telefónicas

Cuando, hace aproximadamente doce años, mi mujer, recién trasladada al actual domicilio conyugal, contrató la línea telefónica fija con el gigante de las comunicaciones de este país, (por entonces yo trabajaba todavía en Madrid y era ella quien se ocupaba de los asuntos domésticos), aceptó sin cuestionar nada el número de línea que le facilitaron. Era conocedora de que las normas de la compañía eran que un número debía llevar vacante un mínimo de un año antes de asignárselo a otro usuario.

Al poco tiempo se empezaron a recibir llamadas (dos o tres por mes) que preguntaban por el habilitado. Esta figura que para mí era desconocida está definida en la wilkipedia como “persona encargada de cobrar o pagar  cantidades gestionadas por el Estado, es decir, lo más parecido a un gestor mercantil que se dice por otros lares. Pues bien, al principio no le dimos mayor importancia y la respuesta era un sencillo “se ha equivocado”. Con el tiempo y ante la repetición de las llamadas, algunos preguntaban por Paco “el habilitado” o en su ausencia por su hija (parece ser que era un negocio familiar), empezamos a indagar preguntando a los llamantes y así supimos que el número correspondía a un tal Paco González, que se había trasladado hace dos o tres años y se ve que no había informado a su numerosa clientela, quienes especialmente en época de la campaña de renta acudían desesperados en busca de su ayuda profesional. A mi daban ganas de decirles mi antigua profesión a ver si me salía algún ingreso, pero me contenía y además mi mujer me lo prohibió radicalmente.

Al fin uno de los equivocados nos pasó otro número que él tenía y que, como comprobamos al llamar, correspondía a su nuevo gabinete trasladado a la más populosa capital, donde elevaría el número de clientes. Mi mujer le llamó y le explicó el problema, pidiendo que informase a sus clientes a ver si nos dejaban en paz. No se notó mucho el efecto, pero con el paso de los años las llamadas han descendido y hoy solo son cuatro o cinco al año, casi todas en mayo y junio.

Pero paralelamente surgió otro  equívoco mucho más entretenido. Resulta que el número que se nos adjudicó coincide plenamente con un número corporativo de la Junta de Andalucía, lo que pasa es que la Junta no usa prefijos por provincia y esa es la única diferencia. Estas llamadas son más escasas, solo tres o cuatro al año, pero como dije antes, son muy divertidas, pues el número de la Junta corresponde al Servicio de Inseminación Artificial, y he aquí algún ejemplo:

-          “Buenos días, le llamo porque tenía mi mujer cita para el próximo martes y no va a poder acudir, ¿sería posible que se la lleve el martes siguiente? (esto era un mensaje dejado en el buzón de voz), continuaba así, por favor contéstenme al número xxxxxxxxxx”.
Como nunca contesté no sé si no me trajo a la mujer por ello o porque se dio cuenta del error, una pena.

Nos enteramos de que el número pertenecía a ese servicio de la Junta, porque algunas llamadas preguntaban directamente por él. Claro cuando la llamada resultaba una voz femenina y yo descolgaba, ante la pregunta “¿Servicio de Inseminación?” yo me quedaba con unas ganas tremendas de responderle  “ Sí, dígame en que puedo servirle”.

3 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Jejej, buenisima e ironica entrada, amigo. Telefonica y sus cosas. Un compañero mio de profesión, pasó lo suyo: su telefono, antes, habia sido el de una "casa de tolerancia", entiendeme, y no veas las llamadas que recibia... jajaj.

Un fuerte abrazo de este viejo amigo que vuelve.

Recomenzar dijo...

Me gusta tu manera de poner las letras un abrazo

DEMOFILA dijo...

Tú y tús lios y como los cuentas, no todos escribimos igual ni los narramos del mismo modo, realmente es para troncharse y no parar de reir, estas cosas solo pasan en este Pais que es el nuestro.
Sabía que estabas ausente porque tenías puesta la moderación de comentarios, espero que lo hayas pasado bien y no hayas llegado muy cansado de tu itinerario por esas tierras.
Yo también tengo una perrita, es una dálmata, se llama Zoe, como dices de la tuya, la quiero mucho, le imagino que, como la tuya, da mucho cariño y no pide nada a cambio, como todos los animales de compañia.
Me alegra que te guste mi entrada dedicada a las mascotas, he puesto mucha ilusión en ella.
Besos, feliz semana.